Cómo hacer un plan de sucesión para garantizar la estabilidad de la empresa

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El reciente fallecimiento de Isak Andic, fundador de Mango, ha vuelto a poner en primer plano una cuestión delicada pero inevitable en cualquier organización: ¿qué ocurre cuando una figura clave desaparece de repente? En empresas de gran tamaño, con miles de empleados y operaciones globales, la falta de un plan de sucesión puede provocar reestructuraciones improvisadas, decisiones precipitadas y un efecto dominó que resulta peligroso para la estabilidad del negocio.

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Este tipo de situaciones no son exclusivas de compañías familiares o pequeñas, sino que afectan a todas aquellas donde los puestos de liderazgo tienen un peso estratégico determinante. La salida inesperada de un CEO, un director financiero o cualquier otro cargo crítico puede desencadenar el caos si la organización no está preparada. La buena noticia es que un plan de sucesión bien diseñado puede evitar estos problemas y garantizar la continuidad del negocio sin sobresaltos.

Vamos a desgranar cómo elaborar un plan de sucesión efectivo, qué factores hay que tener en cuenta y cómo anticiparse a lo que podría ser un momento crítico para cualquier empresa.

Por qué un plan de sucesión es esencial

A menudo pensamos que un plan de sucesión solo es necesario en las grandes corporaciones, pero la realidad es que cualquier organización, independientemente de su tamaño, debe estar preparada para la salida de sus figuras clave. Los directivos son piezas fundamentales en la toma de decisiones y el rumbo estratégico de la empresa. Su ausencia puede dejar un vacío difícil de llenar si no existe una planificación previa.

Un buen plan de sucesión tiene como objetivo garantizar que, pase lo que pase, el negocio siga adelante. No solo evita el vacío de poder, sino que también asegura que la transición sea ordenada y que las decisiones se sigan tomando con coherencia. Además, permite identificar y preparar a futuros líderes, lo que contribuye a la retención de talento y al desarrollo de una cultura organizativa sólida.

Identificar las posiciones críticas

El primer paso para elaborar un plan de sucesión es identificar qué posiciones dentro de la organización son realmente críticas. No se trata solo de pensar en el CEO, sino de analizar todos aquellos roles que tienen un impacto estratégico y operativo determinante. Puede ser la dirección financiera, el área de operaciones, el responsable de recursos humanos o el director comercial.

La clave está en preguntarse qué consecuencias tendría la salida de esa persona para la empresa y qué procesos podrían verse afectados. Una vez identificadas las posiciones clave, se puede empezar a trabajar en posibles candidatos para ocupar esos puestos en caso de necesidad.

Evaluar el talento interno y externo

Una vez definidas las posiciones críticas, el siguiente paso es identificar a las personas con potencial para asumir esos roles en el futuro. Aquí es fundamental analizar el talento interno antes de buscar fuera. Es probable que en tu propia organización ya existan profesionales con las competencias necesarias o con el potencial para desarrollarlas.

Para esto, resulta útil realizar evaluaciones de desempeño, entrevistas de desarrollo y análisis de competencias. Herramientas como las evaluaciones 360 grados pueden proporcionar una visión más amplia del liderazgo y habilidades de los empleados. También es importante entender las aspiraciones profesionales de cada persona, ya que preparar a alguien para un rol que no le interesa no tiene mucho sentido.

Por otro lado, no hay que descartar la posibilidad de incorporar talento externo. En algunos casos, la mejor opción puede ser buscar a alguien con una perspectiva fresca y habilidades específicas que no existen dentro de la empresa. El equilibrio entre talento interno y externo es clave para el éxito de cualquier plan de sucesión.

Crear planes de desarrollo personalizados

Identificar a los posibles sucesores no es suficiente. Es necesario prepararlos para que puedan asumir el rol cuando llegue el momento. Para ello, se deben crear planes de desarrollo personalizados que incluyan formación específica, mentorías con directivos actuales y oportunidades de asumir mayores responsabilidades de manera gradual.

Las rotaciones entre diferentes departamentos y la exposición a proyectos estratégicos son herramientas muy útiles para que los candidatos desarrollen una visión global del negocio. De esta manera, cuando llegue el momento de la sucesión, estarán preparados tanto a nivel técnico como de liderazgo.

Diseñar un protocolo de transición

El plan de sucesión no solo debe enfocarse en preparar a los sucesores, sino también en definir cómo se gestionará la transición. Es fundamental contar con un protocolo claro que establezca los pasos a seguir en caso de que una posición clave quede vacante.

Este protocolo debe incluir cuestiones como quién asumirá las funciones de manera interina, cómo se comunicará el cambio a los empleados y otros stakeholders, y cuáles serán los plazos previstos para cubrir la posición de forma definitiva. Cuanto más estructurado y transparente sea este proceso, menos incertidumbre generará en la organización.

Revisar y actualizar el plan regularmente

Un plan de sucesión no es algo que se diseña una vez y se guarda en un cajón. Las empresas están en constante evolución y sus necesidades pueden cambiar con el tiempo. Por eso, es fundamental revisar y actualizar el plan de sucesión de manera periódica.

Nuevas incorporaciones, cambios estratégicos o salidas inesperadas pueden hacer que el plan inicial necesite ajustes. Además, es posible que las personas identificadas como sucesores cambien de rol, de empresa o pierdan interés en el puesto para el que estaban siendo preparados. Mantener el plan actualizado garantiza que siempre esté alineado con las necesidades actuales de la organización.

Cómo evitar el efecto dominó

La salida inesperada de un directivo clave puede generar un efecto dominó dentro de la empresa. Se producen movimientos internos precipitados, las posiciones interinas se alargan más de la cuenta y las decisiones estratégicas se ralentizan o, peor aún, se toman de forma errática.

Un plan de sucesión bien diseñado evita este caos organizativo. Al tener identificados a los sucesores potenciales y contar con un protocolo claro, la transición se realiza de forma ordenada y la empresa puede seguir funcionando sin interrupciones.

La tecnología como aliada

Cuando se producen cambios en la estructura organizativa, la gestión de la documentación laboral se convierte en un aspecto clave. Nuevos contratos, modificaciones de puesto, cesiones de responsabilidades… Todo esto requiere agilidad y precisión.

En este sentido, herramientas como Hire & Sign pueden marcar la diferencia. Esta solución tecnológica facilita la gestión, envío y firma electrónica de documentación laboral, permitiendo formalizar los cambios internos de manera rápida y segura. Además, evita el papeleo innecesario y reduce los errores administrativos, lo que resulta especialmente útil en momentos de transición.

Si tu empresa aún no tiene un plan de sucesión, es hora de ponerse manos a la obra.

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